lunes, 24 de diciembre de 2012

Concierto de Joshua Bell


Mira el video en la zona link y piensa en la experiencia
¿Que podeis comentar? ¿Por que ese dispar comportamiento? ¿Las apariencias engañan?

En una fría mañana, en la estación de metro de Washington, un violinista interpretó seis piezas de Johann Sebastian Bach durante una hora. En ese tiempo, aproximadamente 1000 personas pasaron por su lado. Algunos dieron dinero al músico, otros muchos lo ignoraron.
 

Tres minutos después de iniciar su interpretación, un hombre de mediana edad hizo una pausa en su recorrido, pero tras unos segundos, continuó apresurado su camino. Cuatro minutos después, el violinista recibió su primer dólar de una mujer que no se detuvo a escucharlo. Pasados seis minutos, un joven se apoyó en la pared para escucharlo tocar, pero al mirar su reloj continuó su marcha. A los diez minutos, un pequeño niño se detuvo encantado a escuchar al músico, pero su madre tenía prisa y se lo llevó rápidamente arrastrando. Lo mismo ocurrió con otros niños que sus padres no les dejaron detenerse por la prisa que tenían. Una hora después de estar tocando sin pausa las hermosas piezas, el músico dio por terminada su interpretación en el metro.

En ese tiempo solo 7 personas se detuvieron a escucharlo, y recogió un total de 32 dólares. Nadie le aplaudió al finalizar, solo una señora sorprendida le había reconocido.

Ninguno lo sabía, ni las autoridades del metro, pero el violinista vestido de forma poco llamativa, era Joshua Bell, considerado uno de los mejores violinistas del mundo, quién interpretó en aquel lugar una de las piezas más complejas jamás escritas, con un violín Stradivarius del año 1713 que valía tres millones y medio de dólares…

Dos días antes, Joshua había agotado todas las entradas en el prestigioso Boston Simphony Hall. Cada entrada costaba 100 dólares, y se formaron grandes colas para conseguirlas porque todos deseaban escuchar tocar al mejor violinista del mundo. En este concierto de Boston, Joshua Bell tocó las mismas piezas que días después interpretó en el metro de Washington.
 

6 comentarios:

Alicia dijo...

La noticia es muy interesante,porque demuestra como somos las personas,al estar tocando en la calle nadie le hacia caso pero era un gran músico,con lo que hizo demuestra que las apariencias engañan y no debemos guiarnos por las apariencias aunque lamentablemente casi todo el mundo lo hace.

Unknown dijo...

A mí me parece de lo más normal lo que pasa en el vídeo, es algo que casi todos hacemos. Pues simplemente por el hecho de estar tocando en la boca de un metro, sería muy raro pensar que ese señor fuera el mejor violinista del mundo y una persona con una cantidad importante de dinero. Simplemente el vídeo es un reflejo de la pura realidad, que para mí es algo de lo más normal. Y sí, se puede pensar que las apariencias engañan y que quizás hay que ver un poco más allá y no quedarse solo en lo superficial, pero no creo que siempre sea lo más conveniente, aunque tampoco es que no lo sea, sino que es cierto que a veces tenemos que mirar más allá, pero pienso que depende totalmente de la situación y este es un caso en el yo nunca miraría más allá de lo superficial. Aunque hay que decir que sí que es verdad que a veces las apariencias engañan.

Maria dijo...

Es gracioso ver como de las miles de personas que pasan solo unas pocas se paran a escuchar a este magnífico músico pero solo por que se encuentra en la calle, si estubiera en algún lugar dando un concierto muchos pelearían por conseguir escucharlo, las apariencias engañan y no debemos guiarnos por ellas.

Unknown dijo...

COMO NO, LAS APARIENCIAS ENGAÑAN. En este vídeo yo creo que hay que tener dos cosas en cuenta:

1.A simple vista, este violinista parecía un vagabundo pidiendo limosna, en vez de ser el mejor violinista del mundo con el mejor violín haciendo un experimento.

2.La gente que va en metro va con prisa, por lo tanto no pueden pararse a oír esa sinfonía por muy bonita que sea. También puede volver a influir, otra vez más, el factor de la apariencia.

Sandra Álvarez Cordero dijo...

Muchas de las personas que fueron a ver a Joshua al Boston Simphony,quizás ni siquiera conocían su rostro solo se guiaban por la opinión que tiene en el mundo del violín.
Si la entrada costaba 100$,el perfil de personas que acudieron a la actuación quizás no estaban ni interesadas en ese tipo de música, pero podrían decir que habían visto en concierto al mejor violinista del mundo.
Sin embargo la gente que viaja en metro tiene prisa y está acostumbrada a oir tocar a muchos músicos, no se paran a apreciar la diferencia entre unos y otros.
Las apariencias engañan y nadie se esperaba encontrar a Joshua allí.
De este artículo debemos aprender que las cosas no son siempre lo que parecen y que podemos tener delante una gran persona u oportunidad sin darnos ni cuenta.No debemos dejarnos engañar y prestar atención.

Sheila dijo...

Es muy interesante, porque resume la pura verdad. No voy a ver a Joshua Bell porque quiera una minima cultura musical, o porque me guste ir a escuchar el violin, claro que no, yo voy a ver a Joshua Bell porque va el de al lado, y yo no soy menos que nadie. La verdad esque esto existe en casi todo, no te vas a comprar unas playerinas de igual forma que las Victoria, podiendo comprar unas victorias que te cuestan 20 euros mas, simplemente, porque te tachan de tacaño, pobre o menos persona que el que tiene las victorias. Es bastante triste, y esto no lo aprenderemos hasta que de verdad, tengamos que trabajar para comprar esas victorias de 30 euros.